A esta niña le gustan las alturas. En lo alto se ve diferente, se respira diferente, el tiempo cesa. Una mañana de verano, subiendo, llegó muy lejos y entre un cerro y otro se convirtió en cuento. Todos los chicos lo saben, no hay aventura mayor. Pero cuando el verano terminó y Catalina bajó, no bajó ni un dibujo, ni una idea, ni un personaje de cuento. Bajó una muñeca, tejida completamente a mano, nacida de un dibujo de @mundomarilic nacido del canto de los niños nacidos del aire más puro que se pueda respirar, en Nuestro Norte. Con su cajita, miniatura hecha con los mismos materiales de una caja verdadera. Con su poncho de colores, con sus trenzas, con sus coplas cantadas, -que se pueden escuchar, sí- bajó Catalina toda. LIbre de seguir caminando hasta infinitas casas. Hasta su rebaño bajó con ella. Y pensar que todo esto sucedió sin la más mínima intención de que sucediera, así como crece un cardón en algún lugar, que parece elegido al tuntún pero seguro que no lo es. En estas historias uno nunca va solo. Cata fue cambiando de dimensiones también gracias a Florencia Castro, Soñar un Jardín, Juliana Corbelli, Tambor del Cielo, y Tres Saltos. Lo que empezó como el aire más puro de la Puna se convirtió en un proyecto artesanal colectivo. Muchísimo más que un "juguete", un mundo entero con sus colores texturas y sonidos para habitar. Un pedacito de Nuestro Norte.
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