Esto empezó (creo!... nunca se sabe bien) con muchos viajes a nuestro Norte (léase en varias capas de significación). Nuestro Norte es como una brújula que me da la certeza de estar en el centro del cosmos. Me salen raíces de las plantas de los pies, ramas por los oídos y la cabeza, me cuesta siempre irme. Cada vez vuelvo dibujando cerros, mandalas de cerros, es una cosa que empieza y no para. Creo (creo) que de ahí pasó a la búsqueda de canciones para transmitir en @desembrar, aunque búsqueda no es la palabra correcta ya que el mundo Norte está tan integrado que los cerros ya tienen su música, no hay nada que buscar. Todo se descubre. Y si algo merece ser compartido es toda esa Belleza de lo que se ve, de lo que se escucha, de lo que se siente en el cuerpo. Con los cerros nació Catalina, que es una de las miles de niñes que van, caminando por la inmensidad (y las primeras veces uno se hace la tonta pregunta, ¿a dónde?.. si aquí no hay "nada".?) llevando a su rebaño de un lado a otro. Fue dibujo, se paseó por el primer disco de De Sembrar "Recién Llegados". (el diseño de la tapa de aquel CD lo hizo la gran Silvia Clark) Se paseó también por el vasto mundo. Caminó por el Pont des Arts y asistió a funciones de teatro en varias ciudades de renombre. En todas copleó. Pero nunca, nunca, me hubiera imaginado lo que pasó este verano... y mucho menos lo que pasó hace apenitas un mes.
sonarunjardin
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